miércoles, 9 de junio de 2010

AL PARTIDO COMUNISTA EN SUS 98 AÑOS

Fesal Chain
Poeta, narrador y sociólogo


No hay espacios de luz
ni destellos de mañana,
nos han obligado
a observar detrás de siete rejas
la obscura pieza de la reforma y el concilio
y a beber el ánfora de la amarga cicuta del maestro,
nos han impelido a forjarnos sin la fragua derritiendo
los metales del siglo que ha pasado fragoroso,
no hay entonces clavel, rojo clavel
ni enredaderas con espinas
horadando los laberintos de la historia,
ni estrella, ni lucero
lanzado al azul incandescente,
ni martillo en yunque, ni hoz segando
la mala hierba de la tierra,
nos han obligado a caminar solitarios
sin más herramientas que la vida
y la palabra como daga,
nos han quitado al partido enamorado,
como quien te roba
de noche el sueño más preciado,
pero ellos, ellos,
los abúlicos socialdemócratas,
los que han perdido la esperanza,
los de antifaz y ganzúa en emboscada,
los que parlamentan en la putrefacta ágora
de los asesinos y señorones de la polis,
ellos, los que reptan
por el camino de la muerte,
ellos, no serán jamás semilla
en el fértil pueblo del mañana,
y mientras ladren los perros de la noche
jamás florecerán con él
como el copihue de Angelita,
en cambio nosotros
los desalojados de la década,
volveremos con el mar y sus espumas
desde Recabarren y Lafferte
desde Corvalán y nuestra Gladys,
desde Neruda, De Rokha y Víctor Jara,
junto a la mujer de ojos como rayo
y al hombre de torso de acero en la batalla,
volveremos a crecer y a ser gigantes
como se ensancha el Roble Pellín y la Araucaria
como explota el Pimiento, rojo entero
y estallan las hojas carnosas del Canelo,
así, echaremos raíz duradera en los surcos de la sangre
ondearemos las banderas honradas y sencillas,
y alzaremos el cuerpo del pueblo
hacia los cielos.

Piñera y la voz de los patrones

Consejo Nacional de Comités Comunistas

El 21 de mayo en Valparaíso se escuchó la voz de los dueños de Chile. Tras años de prestar el gobierno a sus capataces de la concertación, la derecha económica y política vuelve a La Moneda para hacer más eficiente el modelo instaurado a sangre y fuego por la dictadura y consolidado por los cuatro gobiernos de la Concertación.
Pasando gato por liebre, y aprovechando la coyuntura del cataclismo de febrero, Piñera pretende imponer beneficios tributarios permanentes para los empresarios a cambio de sacrificios de corto plazo. También se adelanta a pedir mayor flexibilización a la fuerza laboral, hacer desaparecer el salario mínimo y ampliar la entrega del cobre y los servicios sanitarios a manos privadas.
Todo esto con la ausencia absoluta en el Parlamento de una voz que llame a la unidad y la lucha contra el modelo capitalista neoliberal, obviamente por que la denominada oposición no tiene grandes cambios que promover en lo económico y social, como tampoco lo hacen los parlamentarios del PCCH incluidos en el antidemocrático Congreso, que continúan con su política de acercamiento a la derecha concertacionista y alejamiento del movimiento social y sindical.
Por su parte, los movimientos extraparlamentarios continúan demostrando demasiadas divergencias y líneas separadas de trabajo, mientras unos se proponen la legalización de una herramienta política para participar en las próximas elecciones municipales, sufriendo a la vez nuevas divisiones internas como en el caso de Andha Chile, los otros se plantean una coordinación de acciones de apoyo a las movilizaciones sociales que aun no cuaja en una articulación que proponga la unidad amplia y el crecimiento necesario para tener un peso específico en el acontecer nacional, a pesar de que las condiciones objetivas hace rato que están maduras para pasar a la ofensiva.
Desde el sector sindical aparecen luces de esperanza. Entre reuniones y trabajos voluntarios desde la solidaridad de clase, diversos sectores de trabajadores han ido dando cuerpo a una coordinación que nace desde los más explotados por el modelo, los subcontratados de todas las áreas de la producción. Así es como los portuarios y la gente de la pesca, los de la agroindustria y el montaje de la gran minería, los salmoneros y forestales, como también de otros sectores, han ido elaborando un plan mínimo de reivindicaciones y tienden a la unidad en un movimiento que podría transformarse en un importante polo de atracción para otros trabajadores y dirigentes sindicales que se encuentran cansados de la burocracia y la corrupción instalada a la cabeza de la Central Unitaria de Trabajadores, cuyos máximos representantes son mayoritariamente cartas de sus partidos y hace muchos años que no trabajan, no tienen sindicato base y menos base real. Mientras duraron los gobiernos de la Concertación su función principal era la de moderar los conflictos y mantener sus propias granjerías, entre las que se incluyen la disputa por el viaje a la OIT en Ginebra, con jugosos viáticos, y los proyectos aprobados desde el Ministerio del Trabajo que pocas veces fueron realizados realmente.
Los despidos en el sector público, la cesantía que crece con la excusa del terremoto y la promoción de mayor flexibilidad laboral, fin del salario mínimo y ampliación de las privatizaciones, conforman un escenario que podría convertirse en una buena oportunidad para ampliar la unidad de los trabajadores y el movimiento social, dándole un nuevo aire a la transformación profunda que requiere el país, todo esto si quienes están por esta alternativa logran superar sus diferencias, que a veces parecen mínimas pero se hacen tan profundas, para ocupar el sitio dejado por quienes se decían representantes de los trabajadores para usarlos solamente como trampolín de sus ambiciones personales de llegar al Parlamento.
Está todo por hacerse, hay que comenzar a caminar.

La Crisis Global y la Cesantía en Chile

Por Jorge Bustos
Presidente Congemar



El 31 de mayo de 2010, El Mercurio de Valparaíso daba a conocer las cifras de desempleo, las cuales vienen a afirmar el retroceso de la cesantía en nuestra región, cuestión que parecería ser definitiva y que, de aquí para adelante, los problemas de la falta de trabajo en nuestra zona y el país se empezarían a terminar. ¡¡Mentira¡¡ y nada más alejado de la realidad son los datos usados por este medio para dejar un rato tranquilo al imaginario colectivo que sólo se conforma con leer los titulares.
Chile, al igual que todos los países con economías abiertas, depende del desarrollo y crecimiento de la economía de otros países, y esto tiene que ver con la posibilidad de las ventas de nuestras materias primas y mercancías elaboradas en mercados internacionales. Dichas ventas dependerán de la capacidad de consumo de los países con los cuales mantenemos relaciones comerciales activas y esa capacidad de consumo está ligada íntimamente, guste o no, al tema del empleo y la cantidad de consumidores con trabajo.
En ese contexto, los deseos de los vendedores de ilusiones se destrozan y contradicen con la realidad. La cesantía en la Comunidad Europea ha alcanzado un 10,1% promedio, debido a la crisis mundial, y la situación en EEUU, con más de 6 millones de desocupados, es más que preocupante. Claramente estamos frente a un reflujo de la crisis mundial. Los datos de crecimiento del PIB en los países de Europa en particular no superan, en promedio, el 1%.
Sin ser economista, se puede aventurar que no se resolverá el tema de la cesantía en nuestro país, dado los datos anteriormente enunciados sobre los crecimientos proyectados. Todo esfuerzo será vano para superar la hoy cesantía estructural, de Chile, si no se generan políticas económicas estratégicas que apunten a desarrollar las ventajas comparativas de nuestros vecinos y propias, para la producción de mercancías con valor agregado para su venta a otros continentes.
Así las cosas, hablar de un repunte en la empleo aparece como un despropósito, cuando el mismo 31 de abril del presente año se terminaron todos los contratos por temporada en el ámbito de la industria portuaria, al igual que en la agro industria y los obreros y obreras del campo (temporeros), de nuestra región.
Las bravuconadas de algunos ejecutivos sobre un aumento de un 35% en tonelaje transferido por el puerto de Valparaíso no es más que la consecuencia del atraso de la temporada hortofrutícola de nuestro país, pero en nada modificará la tendencia a la contracción del comercio internacional, que se empeora con la caída en crisis y depresión del viejo continente y su hijo menor EEUU.

Furia de los Mercados

Por Cristian Meneses

A fines de abril del presente año se estrenaba en las principales salas de cine en Santiago, el remake de una película de Desmond Davis de 1981. El título de la película en español es “Furia de Titanes” y la trama se desarrolla en torno al conflicto entre los caprichosos y todopoderosos dioses del Olimpo por un lado, y los desventurados mortales griegos por el otro.
Coincidentalmente, la Grecia física del mediterráneo europeo y sus ciudadanos de carne y hueso, deben enfrentar desde comienzos de este mayo las terribles consecuencias de los caprichos de los semidioses del “olimpo neoliberal” con sede bastante más cercana, por desgracia, que la mitológica morada de los dioses helénicos.
Armados con las flamígeras y draconianas condiciones para estabilizar la maltrecha economía griega( y por cierto respaldados por los no menos flamígeros misiles de la OTAN), descargan toda su furia contra el pueblo trabajador griego, condenándolo a la inevitable recesión, a los despidos, a la precarización de sus pensiones, al deterioro de los sistemas públicos de salud y de educación, a la caída de sus salarios y a todas las penas del infierno que la religión libremercadista reserva a los explotados. El objetivo es claro, poder pagar el anterior “festín” de los especuladores capitalistas y rescatar a los bancos “naufragados” de toda Europa, a costa de los sufrimientos y carencias de los ciudadanos que no fueron invitados a las “bacanales del dinero” y que, con suerte, solo recogieron algunas de las migajas crediticias con intereses usurarios.
Las medidas que han propuesto el FMI y el Banco Mundial son las siguientes (ver artículo de Movimiento por el Socialismo en Rebelion.org):
• Durante 5 años, se congelarán los salarios y las jubilaciones de la función pública.
• La disminución de las primas (Navidad y Pascua), del aguinaldo y del 14º salario equivalente a un salario mensual de 1200 euros en el sector público (1.716 francos suizos). En 14 meses, una pérdida de 3000 euros (4290 francos). Resultado: ¡un ingreso anual de 19.734 francos en vez de 24.024!
• El porcentaje principal del regresivo IVA pasa al 23%, después de haber aumentado, en marzo, del 19% al 21%. Las tasas mínimas (sobre los bienes llamados de primera necesidad) aumentan también. Los impuestos referentes al combustible - uno de los más costosos en Europa -, el tabaco y el alcohol se aumentarán un 10%, por segunda vez.
• Los propietarios de un bien inmueble - un 80% de la población - serán afectados por la subida del impuesto de propiedad de la tierra.
• De aquí al 2013, la edad para jubilarse se eleva a 65 años (60 años actualmente), tanto para las mujeres como para los hombres. Ya se menciona el límite de 67 años. Para tener una jubilación completa, mismo miserable, será necesario haber contribuido 40 anualidades (y no más 37). Se suprimen los aguinaldos, con una “compensación” de 800 euros al año para las jubilaciones inferiores a 2.500 euros.
• Más importante: el importe de la jubilación se calculará sobre la base del conjunto de los salarios de toda la vida activa. Con los muy bajos salarios de entrada “en el mercado laboral”, el desempleo, el impuesto salarial que vendrá, se deriva una reducción evaluada entre 45% y 58% de las jubilaciones futuras.
• Se reducirán los gastos de funcionamiento en los sectores de salud y educación en 1,5 mil millones de euros; lo que va aumentar el espacio para las clínicas y las escuelas privadas y a acentuar más aún la discriminación social.
• Las inversiones públicas se reducirán del mismo importe, abriendo aún más la puerta a las privatizaciones en sectores decisivos, privatizaciones de las que ya aprovecharon, en particular, las transnacionales alemanas.
• La legislación laboral se debilitará aún en lo que se refiere a los despidos, al salario de compromiso para los jóvenes, etc. Toda austeridad brutal consigue, a medio plazo, un ataque evidente contra los derechos sindicales.
• Las medidas contra la evasión fiscal no afectarán a las más altas rentas. Como “por milagro” solamente 5.000 ciudadanos griegos declaran una renta anual superior a 100.000 euros (14.3000 francos suizos). Nada asombroso, en cuanto los expertos estiman en 36.000 millones de francos, los fondos griegos depositados “ilegalmente” en los bancos suizos (Sonntag.ch, 2 de mayo de 2010, de p. 27).
• Por el contrario, los gastos de armamento (2,8% del PIB en Grecia, contra un 1,3% en Alemania) no se afectarán, ya que las adquisiciones se concentran en compras de armas a las empresas francesas y alemanas.

Nada nuevo bajo el sol. Deberán pagar los que pagan siempre, los que están destinados a pagar por las crisis, las bancarrotas, la ineptitud administrativa y contable ajena, la temeridad y la torpeza de los inversionistas, la corrupción y la venalidad del sistema político y la voracidad sin límites de un sistema económico devenido antihumano y antinatural.
El capitalismo no está en crisis, el capitalismo ES una crisis que se reproduce y perpetúa cíclicamente en virtud de los desequilibrios inherentes e insalvables a su propia dinámica, obscurecida y enmascarada por el refinado y limitadísimo formalismo de la Teoría del Equilibrio General, mientras se embriaga al resto del mundo con el desquiciado dogma de fe de la “mano invisible”.
El premeditado y cruel programa de empobrecimiento y precarización de los trabajadores griegos solo es necesario para mantener las extraordinarias tasas de explotación en beneficio de los grandes grupos económicos transnacionales y locales, a pesar de la crisis, descargando el sideral costo de ésta sobre el conjunto del pueblo. Al mismo tiempo es una oportunidad magnífica para salvar la banca privada (no sólo de Grecia) a costa de los recursos fiscales, tal como ocurrió en Chile bajo la dictadura de Pinochet.
En esta hora en que la furia de los mercados se desata con particular ira contra los griegos es que debemos insistir en que la persistencia del capitalismo como sistema dominante solo conduce a crisis sobre crisis. La debacle griega es la continuación de la crisis del sistema capitalista en su conjunto y que afecta a las economías de todo el planeta. Millones de niños, mujeres y hombres serán lanzados a la precariedad y a la miseria, socialmente sacrificados en el altar de los “semidioses” del Olimpo capitalista.
La abultada suma final destinada al rescate de la economía helénica y las reticencias iniciales de los gobiernos líderes de la Unión europea, solo dan cuenta de la amplitud y profundidad de la actual coyuntura económica por la que atraviesa el viejo continente.
El peligro de “contagio” a las otras economías débiles de la región y el horizonte de la devaluación de Euro hacen presagiar la posibilidad de la expulsión del “europaraíso” para los países pobres del sur de Europa.
La arremetida contra las conquistas sociales de los pueblos no es necesariamente un síntoma de la agonía del Capitalismo. Puede ser perfectamente nada más que el modo de adaptación que este sistema tiene frente a las catástrofes económicas que él mismo genera, en la dinámica irracional de la sobreproducción, la sobrevaloración, la especulación y la virtualización recursiva de los engendros financieros que termina en la destrucción masiva y generalizada de fuerzas productivas sanas de la sociedad.
La respuesta correcta es el rechazo absoluto y frontal a los planes de ajuste, tal como han mostrado los trabajadores griegos en la movilización y huelga general del 5 de mayo recién pasado. El mismo día del aniversario 192 del nacimiento de Carlos Marx, su acertada visión de la dinámica social se expresaba concretamente en las calles griegas, donde se enfrentaban con claridad evidente las clases antagónicas del mundo capitalista.
Ese día podía verse con nitidez el fuego del “Prometeo de Tréveris” en el mismísimo Partenón.

Desde Grecia, un fantasma vuelve a recorrer Europa

Por Ramón Poblete

La irrupción popular de más de 200 mil personas en las calles de Grecia el pasado 5 de mayo fue la culminación de una serie de escaramuzas entre el gobierno “progresista” griego y los sectores populares, por el intento gubernamental de azotar a los ya castigados trabajadores helénicos con un paquete de ajuste dictado por el FMI.
Grecia es, junto a España, Irlanda y Portugal, uno de los países europeos que ha sufrido con mayor rigor la crisis capitalista mundial. Denominados hoy colectivamente en forma despectiva como los PIGS (vocablo anglosajón que significa “cerdos” y que corresponde a las iniciales de los cuatro países en inglés: Portugal, Ireland, Greece, Spain), los cuatro países eran presentados hasta hace un par de años como paradigmas de naciones emergentes dentro del capitalismo globalizado. Portugal, por ejemplo, ha sido la referencia usada por la elite neoliberal chilena como meta de desarrollo a alcanzar.
Por una irónica paradoja, en lugar de ser esos países emergentes el espejo donde se miran los países subdesarrollados, éstos se han convertido en la imagen del futuro de aquéllos. El Fondo Monetario Internacional comienza a aplicar en Europa las recetas formuladas en los años 80 y 90 para América Latina. El director-gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn afirmó que “Europa debe aprovechar la crisis para renovar sus instituciones”, lo que en lenguaje coloquial significa disminuir beneficios sociales, apretones fiscales y empobrecimiento de las mayorías trabajadoras en beneficio del capital.
La crisis capitalista que estalló el 2008 está lejos de haber concluido, como vociferaron a los cuatro vientos los portavoces políticos e ideológicos de la burguesía internacional. La breve recuperación del segundo semestre del 2009 fue, como vaticinaron numerosos analistas de izquierda, sólo una pausa dentro de una crisis más prologada.
Las consecuencias políticas están empezando a emerger. Junto a la bancarrota de la ideología neoclásica o neoliberal, se produce la quiebra del social liberalismo y del tercerismo reformista, que habían depositado sus esperanzas en el éxito de las economías emergentes. La crisis de dichas economías muestra, al contrario, el carácter depredador del capitalismo transnacional, que requiere el empobrecimiento de grandes masas de trabajadores para continuar su proceso de acumulación.
Las elecciones británicas significaron un frenazo en el viraje europeo hacia los conservadores y el comienzo de la búsqueda de alternativas políticas fuera del binomio conservadores/social liberales. En Gran Bretaña emergió un tercer polo que, como MEO en Chile, en el fondo no es alternativa, pero es un indicador de la crisis de las representaciones políticas tradicionales.
En Grecia y Portugal, por otra parte, han venido fortaleciéndose las fuerzas políticas anticapitalistas.
En Grecia, el Partido Comunista Griego, el KKE, fue siempre un partido muy independiente, como los comunistas yugoeslavos, de las directrices stalinianas y en los años 70 resultó inmune al virus eurocomunista que terminaría con los principales PC europeos en brazos de la socialdemocracia. El KKE dobló su votación entre las elecciones parlamentarias del 2004 y del 2008, llegando al 8% y mostrando una creciente influencia popular.
En Portugal, tanto el PCP, que tiene a su haber experiencias radicales como la Revolución de los Claveles en 1974 (abortada por un golpe militar destinado a terminar con lo que el imperialismo percibía como una “Cuba europea”), y el recientemente surgido Bloco de Esquerda (formado por ex maoístas y ex trotskistas), también se han ido fortaleciendo al calor de la lucha popular.
Tras el largo marasmo socialdemócrata y eurocomunista, los trabajadores europeos empiezan a volver a las calles y a virar, tímidamente aún, hacia la izquierda revolucionaria. Las banderas rojas flameando en la Acrópolis de Atenas son una poderosa señal política, la clarinada del inicio de un nuevo ciclo histórico con los trabajadores como protagonistas.
Ante esa señal, los destacamentos políticos anticapitalistas, en su mayoría dispersos y fragmentados, tienen el deber de superar esa fragmentación y su aislamiento político respecto de las mayorías populares, construyendo, allí donde no existen, como en Chile, los nuevos instrumentos políticos de vanguardia para las grandes luchas que se avecinan.

viernes, 30 de abril de 2010

Por una reconstrucción total

Los efectos de la crisis económica internacional mantenían al país en una recesión cuyos alcances eran difíciles de prever, cuando se produjo el terremoto y maremoto del 27 de febrero pasado. La caída sostenida de la actividad económica, el aumento persistente de la cesantía a nivel nacional, marcada por su consolidación al borde de los dos dígitos, eran señales elocuentes del rumbo que tomaba la crisis interna.
Pero el cuadro generado por la catástrofe es la expresión acentuada de un extenso proceso derivado de otra crisis mayor. La crisis general que vive el país desde el siglo XX, entrampado en el subdesarrollo capitalista dependiente, la creciente desigualdad social, la depredación de recursos irrecuperables, el saqueo de riquezas básicas y destrucción del medio ambiente a manos del capital transnacional, manifestación palpable del vertiginoso desarrollo de las fuerzas productivas en contradicción con la distribución y goce colectivo de la riqueza producida socialmente. Situación que el proyecto encabezado por el gobierno de la Unidad Popular, liderado por Salvador Allende, intentó –entre aciertos y errores- corregir y avanzar en pos de la construcción del orden socialista, único capaz de dar solución a los conflictos mencionados.
La respuesta fue el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, que marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la crisis y dio paso a 17 años de una dictadura del sector más reaccionario del capital financiero, cuyos ejecutores administrativos fueron las FF.AA. y los grupos económicos, los cuales no sólo restauraron, sino que refundaron el orden capitalista lesionado por las reformas impulsadas durante el gobierno popular, para profundizarlo y llevarlo a su expresión neoliberal, que fue la receta internacional del capital transnacional.
Tras la crisis de los años 80, el militarismo no se pudo rehacer durante un prolongado período. La crisis económica de 1982 catalizó el descontento y rechazo a la dictadura. Irrumpió la movilización resuelta de vastos sectores populares y germinó una alianza pluriclasista antidictatorial, respaldada por una potente solidaridad internacional, representativa en su variedad, de poderosas fuerzas políticas internacionales; desde la Internacional Socialdemócrata, pasando por la Demócrata Cristiana Internacional, los países socialistas, el movimiento comunista internacional y diferentes Iglesias cristianas. La dictadura aislada internacionalmente, pero siempre de la mano del imperialismo yanqui, soportaba sobre la base de la fuerza militar y el terrorismo de estado los embates del rechazo popular y de la oposición masiva que maduraba.
La crisis amenazó con generar una situación revolucionaria, pero oportunamente se desplegó el proyecto estadounidense para evitar este curso de los acontecimientos, el que contó con la complicidad de de los sectores que negociaron tempranamente con el militarismo en la mesa ofrecida por EE.UU. Se posicionó a la Concertación como la alternativa entre dictadura o la supuesta amenaza de guerra civil, en caso de prosperar las políticas rupturistas alentadas por fuerzas como nuestro Partido Comunista con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el MIR, el MAPU con el Movimiento Juvenil Lautaro y algunos importantes sectores del Partido Socialista. El Militarismo debió ceder ante las “sugerencias” estadounidenses y replegarse en forma ordenada, pues un mayor endurecimiento en la respuesta militar contra el descontento, alejaba toda salida pactada y estimulaba la disposición creciente a romper mediante todos los recursos la institucionalidad dominante. Así se instalaron en su representación organizaciones políticas como Avanzada Nacional, Renovación Nacional o la UDI, paridas por miembros civiles -y ex uniformados- de la dictadura, encabezadas por algunos de ellos y estrechamente vinculados al gran empresariado financiero, enviando a las FF.AA. aparentemente a los cuarteles.
Sin embargo, esto último constituyó un signo simulado necesario. Nada más. Las FF.AA. durante la dictadura abierta, se habían convertido en el partido militar del régimen. Conformaron un grupo económico y se mezclaron tomando parte del botín de los saqueadores del país. Definitivamente las FF.AA. habían profundizado la fusión del poder económico con el poder militar, en la que permanecen. Es decir, las instituciones de la Defensa Nacional no han sido otra cosa que el brazo armado de la burguesía financiera ligada al imperialismo norteamericano, operadora nativa de las estrategias globales del capital transnacional.
El escenario exigía cambios que de no efectuarse, desestabilizarían el sistema y amenazaban con un levantamiento masivo que podía acarrear una salida política adversa a los intereses del militarismo y el imperio. La estabilización se alcanzó mediante la llegada de la Concertación al gobierno, tras vencer en las urnas al militarismo, en el marco de los acuerdos contraídos según la variante estadounidense de salida a la dictadura y obtuvieron 20 años de estabilidad para la prosperidad del capital. Sin embargo, los efectos de las sucesivas crisis internacionales del capitalismo, el agotamiento propio del modelo neoliberal, sumado al desgaste de la Concertación, alimentaron a su vez, el agotamiento del bloque concertacionista y propició con ello la crisis que coronó con la “derrota electoral”, que vino a ser el modo en que se produjo el relevo en el gobierno.
Con el arribo de Piñera a La Moneda, el militarismo pleno – esa alianza del capital transnacional, grupos económicos y empresarios criollos, fundidos con los altos mandos de las FF.AA.- concurre a profundizar factores esenciales del capitalismo, que le permitan disponer con prontitud de mayores cuotas de estabilidad y riqueza proyectadas al corto, mediano y largo plazo. Se produjo así, el relevo no traumático de la Concertación tras dos décadas de gobierno que agotaron sus recursos para sostener estable el sistema capitalista en su versión neoliberal. Esta vez, con un elemento de alta significación: la incorporación del viejo Partido Comunista al parlamento, otorgando mayor legitimidad al sistema de dominación administrado por el Estado y cerrando formalmente su derivación a convertirse en una organización socialdemócrata, que claudicó hace tiempo de las posiciones de ruptura levantadas a comienzo de los años ochenta.

Terremoto y crisis

Transcurridos dos meses del terremoto, con el invierno a las puertas, los dos millones de damnificados por el fenómeno no reciben la ayuda necesaria para superar la emergencia que viven y ni siquiera asoma la posibilidad de que ocurra. Todavía hay una inmensa mayoría, que no recibe nada o cuando mucho, recibieron algo hace un mes y medio.
Hasta el momento, las cifras del daño ocasionado por el terremoto y tsunami son solo aproximaciones, ni el gobierno de Bachelet ni el actual, lograron establecer datos exactos a nivel nacional, salvo en algunos ámbitos más fáciles de contabilizar, como en Salud con nueve hospitales destruidos y la pérdida de 4.000 camas, como en Educación, pero, siempre son aproximaciones. La cifra de dos millones de damnificados podría estar por debajo de la cantidad real. Otro tanto sucede con un millón y medio de viviendas dañadas, de las cuales 500.000 serían las que resultaron totalmente destruidas.
El invierno se anuncia y ya toca las zonas más australes, en tanto los damnificados no tienen resuelta en forma satisfactoria su necesidad de cobijo y cientos de miles deberán optar en algunos casos entre la intemperie y sus viviendas con daños estructurales. A lo que se suma la posibilidad cierta de que los campamentos de emergencia dotados de precarias mediaguas y servicios higiénicos compartidos se transformen casi en viviendas definitivas.
La superación de las graves secuelas producidas por el terremoto y maremoto no demandan solamente una solución económica. Los 30 mil millones de dólares en que se estima el valor del daño ocasionado por el fenómeno, además de que pudiera estar todavía por debajo del monto real de los daños, no resolverían por si solos los requerimientos en vivienda, salud, educación e infraestructura, entre otros. Como tampoco es posible hacerlo combinando los esfuerzos del aparato del Estado y la caridad de todos los signos y orígenes.
La urgencia por soluciones definitivas se convertirá en un factor volátil para la paciencia de los afectados. Si se suma lo anterior a las medidas como la reducción y eventual abolición de la indemnización por años de servicio a los trabajadores que sean despedidos y la ola de despidos en marcha, no sólo se tornará más tensa la relación entre empresarios y asalariados
Así las cosas, el país podría avanzar hacia una profunda crisis social, debido a la sumatoria de la recesión económica que se manifiesta porfiadamente y que podría adquirir nuevas expresiones producto de las oleadas generadas por la crisis económica internacional que lejos de retroceder, resurge en Europa (Grecia, España, Portugal) amenazando a todo el planeta; las medidas de flexibilización del empleo impulsadas por el gobierno sobre los trabajadores; los efectos materiales del terremoto del 27 de febrero, con acento en la destrucción de infraestructura de todo tipo, más su respectivo impacto económico, como el funcionamiento de múltiples servicios; y las secuelas para los dos millones de damnificados, que no reciben –ni recibirán- la urgente respuesta que requieren.
Una crisis social puede transformarse en pocos pasos en crisis política, con sus desafíos y posibilidades. Es un escenario factible. Y como toda crisis, puede volver a ser superada por el sistema mediante la adecuación y manejo en todos los planos, de medidas tácticas y estratégicas eficaces. Lo hace durante siglos. No obstante, en esta nueva espira de la crisis general, surge la necesidad impostergable de la intervención colectiva para solucionar los grandes problemas no sólo de los damnificados, sino también todo el proceso de reconstrucción. Hasta ahora se impone un sólo modelo de reconstrucción del país, proveniente de la administración del Estado y que busca reordenar y propiciar las mejores condiciones para el gran capital transnacional y sus aliados internos, con cargo a los trabajadores. Falta todavía, que los explotados, los marginados, las fuerzas auténticamente progresistas y los revolucionarios levantemos un proyecto social de reconstrucción que contemple mucho más allá de las medidas paliativas, caritativas y de emergencia. Los efectos del sismo y maremoto pusieron en tela de juicio a todo el aparato del Estado y del sistema. Es preciso reconstruir desde la propia institucionalidad vigente, hasta la última vivienda destruida.

Las preocupaciones de un HD

Cuando Don Luis Emilio Recabarren fue elegido Diputado de la República señaló categóricamente que no iría al Parlamento a legitimarlo sino a combatirlo. “Un representante comunista no va al Congreso a hacer política, a cooperar con los burgueses, a pedir empleos, a mendigar sueldos, o a intrigas entre pasillos” es una de las frases que dejó por escrito en abril de 1922.
Por estos días, cuando después de 37 años vuelven algunos militantes del Partido Comunista a integrar el Parlamento, más allá de cómo lo hicieron y cuanto costó en términos morales y éticos la denominada “inclusión”, uno espera que al menos se aboquen a cuestiones urgentes de solucionar para la gente que dicen representar, pero parece no ser la norma.
Claro, Hugo Gutiérrez, como abogado de Derechos Humanos fijó su primer objetivo en sacar del cargo al nuevo Director de Gendarmería designado por Piñera. Como ya es sabido, aunque Andrusco no fue procesado por el triple degollamiento de militantes comunistas, si formaba parte en ese minuto de la organización criminal llamada DICOMCAR, que funcionaba con efectivos y en dependencias de Carabineros, además de la inclusión algunos conocidos agentes como Miguel Estay Reino, el Fanta. Es decir, era parte del aparato represivo y oficial en el momento en que Manuel, Santiago y José Manuel fueron secuestrados y asesinados. Bien por la iniciativa de este nuevo Honorable Diputado, aunque me quedó un gusto amargo el viernes en el bandejón central de la Alameda pues solamente había un lienzo del Partido Socialista, ninguna bandera ni autoridad conocida del partido al que pertenecieron por años estos compañeros.
Por otro lado, podrá ser criticable como lo ha sido, pero el HD Guillermo Teillier, como presidente además de este novísimo PCCH, se instaló como parte de la gira del nuevo Presidente de la República, ese mismo que según la campaña de la segunda vuelta del sector al que representa Teillier traería de retorno la dictadura fascista. “A Piñera el pueblo chileno lo recuerda como un defensor entusiasta de Pinochet bajo cuya dictadura hizo su fortuna en base a la especulación y el desfalco”, señalaba el texto de la convocatoria a votar por Frei R-T. Bueno, al final parece que tampoco es tanta la diferencia con la Concertación y tampoco es de todos los días ser parte de una comitiva presidencial que visita América Latina, así es que puede pasar.
Sin embargo, del otro HD, el señor Lautaro Carmona Soto, no habíamos tenido noticias. Tal vez los días de readaptación a su Valparaíso de infancia lo sumergieron en la nostalgia o quien sabe en qué otras ocupaciones andaría tan alto dirigente del PCCH. Lo que nos llama profundamente la atención es que una de las primeras medidas tomadas por el HD Carmona Soto haya sido la de solicitar a la Guía Silver que se borrara de sus publicaciones al Sindicato de la Editorial Siglo XXI (El Siglo), señalando textualmente que: “El Sindicato del periódico El Siglo no existe, puesto que su conformación no fue legal”. Grave atentado a los derechos de los empresarios, por supuesto, el que se conformen sindicatos, peor aún si la empresa pertenece a un partido que dice defender los derechos de los trabajadores.
Lo que no le cuenta a los editores de la Guía Silver el HD Carmona, es que el Sindicato de Trabajadores de la Editorial Siglo XXI (El Siglo) fue constituido legalmente, ante presencia de autoridades de la Inspección del Trabajo, con la cantidad requerida de socios y sus estatutos. Tampoco que fueron ellos, los dueños del periódico y la empresa, los que intentaron desconocer a la organización señalando que su presidente no era trabajador dependiente, que iba solamente una vez a la semana a entregar artículos y no tenía horario fijo de permanencia. Extraño, para los que saben de medios de comunicación, que el editor general no deba tener permanencia continua en sus oficinas. Más extraño aún, para cientos de militantes y simpatizantes que conocían al equipo de El Siglo por muchos años, que se dijera que no eran trabajadores del periódico.
En sus maniobras llegaron hasta la Corte Suprema, con la conducción del abogado laboralista Pedro Aravena, para impedir que el Sindicato funcionara, señalando que la Dirección del Trabajo no tenía facultad de decidir quienes eran o no trabajadores dependientes de una empresa, el mismo argumento utilizado por CODELCO para desconocer a los trabajadores subcontratados. La Corte Suprema les dio la razón, no otra cosa puede esperarse de una justicia con sesgo de clase, suponemos. Pero solamente planteó que tal cosa debían resolverla los tribunales competentes, es decir la justicia laboral, por lo que los trabajadores de El Siglo tuvimos que acudir al Sexto Juzgado Laboral para demandar a la empresa. De eso ya hace dos años, con huelga de 11 meses incluida, lo que mantiene al Sindicato de la Editorial Siglo XXI con su vigencia mientras no exista un fallo que diga lo contrario, fallo que debería estar pronto a salir y que, esperamos, debiera dar la razón a quienes presentamos contundentes pruebas y sendos testimonios de nuestra dependencia como trabajadores de dicha empresa. En ese minuto esperamos una respuesta más acorde a los valores que dicen defender de parte de las autoridades del PCCH, dueños de la Editorial Siglo XXI, para terminar con este largo y lamentable proceso que ha obligado algunos de sus aun nobles militantes a dar explicaciones vergonzosas ante sus conocidos.
Por ahora, aunque le moleste al HD Carmona, el Sindicato sigue existiendo, el proceso sigue abierto en espera del primer fallo, y nuestros datos seguirán apareciendo en la Guía Silver.

Julio Oliva García
Presidente Sindicato Editorial Siglo XXI (El Siglo)